Seguramente todos habréis oído hablar de la leyenda de la llorona, bastante extendida por todo el mundo, especialmente en las zonas hispanohablantes.
Dependiendo de la zona en la que nos encontramos, la "llorona" no tiene la misma historia, unos hablan de una mujer que ahogó a su hijo en un río, e incluso otros, de una mujer que lo arrojo por un puente debido a su locura. Esta que os cuento, es la que me narraron a mi cuando aún era un niño:
Cuenta la leyenda, que en una cabaña en medio del bosque, vivía la señora Hartson, una mujer felizmente casada con un hombre, con el que había tenido dos hijos. Estos niños eran aún tan jóvenes que todavía no podían valerse de sí mismos. Ellos eran el fruto de esa perfecta relación que se había forjado.
Normalmente vivían por sus propios medios, trabajan el campo, pasaban su tiempo cerquita de su cabaña, y ocasionalmente, cuando ya necesitaban algo que ya no podían encontrar allí, se dirigían a un pueblo cercano, construido cerca de un gran río. Este era un pueblo tranquilo, donde los habitantes vivían felizmente sus vidas sin apenas preocupaciones. Allí había una pequeña farmacia. Era dirigida por una joven y bella mujer, la cual se llevaba bastante bien con la familia.
Como los niños eran aún muy jóvenes, normalmente iba su marido a comprar todo lo que necesitaban, mientras, la madre los cuidaba en la cabaña. Parecía que las cosas les iban bien, hasta que un día, la señora Hartson tuvo que ir con urgencia a la farmacia para coger unos medicamentos que calmarían la fiebre de su hijo pequeño. Cuando entró, no había nadie, estaba todo vacío, y asomándose por una puerta detrás del mostrador, encontró a su marido con la dueña del establecimiento, eran amantes. Adueñada de los celos, la pobre mujer gritando como una loca, cogió a sus hijos y los llevó al río. ¡Para ella ya no eran nada! Eran el fruto de un matrimonio fatal, de un amor que no era verdadero...
Cogió a su hijo mayor y lo ahogó en el río seguido del pequeño. Ella no se daba cuenta, ya que estaba llena de odio y no pensaba con claridad. Pero tras pasar unos minutos, comprendió que había cometido un grave error, ellos no eran los culpables, solo lo era su marido.
Arrepentida y con el increíble dolor de haber acabado con la inocente vida de sus dos hijos, amarró una vieja soga en un árbol que había en la orilla y se ahorcó.
La leyenda termina contándonos, que tras los hechos, el alma de la señora Harston, vaga por la orilla del río, llorando, buscando a sus hijos, a los cuales jamas podrá recuperar. Sigue llena de celos y según se afirma, acabará con todo aquel que camine cerca de la orilla pues le verá como el culpable de la muerte de sus pequeños.
Si bien son muchos los testimonios de haber sentido su presencia, o de haber escuchado sus lamentos, no se ha hablado apenas de su origen.
Según historiadores, procede de las culturas prehispánicas, las cuales hablaban de una diosa que atraía a los hombres, los volvía locos y los mataba. También se hablaba de espíritus de mujeres que habían muerto en el parto, cosa que antiguamente era bastante común.
En la mitología griega, se habla de Medea, culpable de sesinar a su marido y a sus hijos. Lo mismo sucede en la cultura celta, donde el espíritu femenino Banshee anunciaba la muerte de las personas con sus lamentos.
Llegamos a la conclusión de que esta historia tan extendida no tiene un único origen, más bien es la mezcla de muchas leyendas antiguas, que moldeadas como ha querido cada cual, han llegado a nuestros días.
Y a todos los que creáis en estas historias os diré lo que me dijeron a mi una vez: No hay que temer a los muertos, sino a los vivos.