Este curioso efecto, al que llamamos "barriga de culturista", se ocasiona por el uso indebido de sustancias químicas. Dos de ellas, las más conocidas son el Nolotil y el Sintol.
Son unos compuestos anti inflamatorios muy comúnmente usados por los fisioculturistas que van a participar en las competiciones. Se inyectan en los tejidos musculares haciendo que estos se hinchen.
Un uso correcto lleva a que el músculo crezca significativamente, sin embargo, el uso indebido de estos químicos, es la causa de aparición de bultos y protuberancias no naturales, un efecto conocido como la distorsión muscular.
Otro factor al que se puede culpar también, es al abuso de la hormona de crecimiento y de la insulina, las cuales, comenzaron a utilizarse en el mundo del culturismo alrededor de los años 80.
La hormona del crecimiento (HC) demostró ser muy efectiva en el ámbito de la recuperación muscular y crecimiento anabólico, hasta un punto en el que la obsesión por lograr los más altos puestos en las competiciones, llevaba a los concursantes a tomar elevadas dosis diarias.
Se ha demostrado, que un uso abusivo de HC daba lugar a un agrandamiento anormal de los órganos, haciendo un torso más grande, así como unas anormalmente crecidas facciones de la cara.
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